viernes, 26 de marzo de 2010

Campanadas










El reloj da tres campanadas
en el justo momento
en que atiendo el teléfono.
Me aturde con su tazón
de lágrimas
mi hermana
Y me dice: ¡Se murió!
¡Se murió mi madre!

Suenan las campanas de la misa
las campanas del cadalso
del oscuro
cantar
de las palas
en la tierra
el tan tan de las tapas de cemento
de los floreros de fundición
el crujido de los herrajes oxidados.

El reloj da seis campanadas
en el justo momento
en que abro la puerta.
Me recibe mi madre muerta
en camisón
y me dice: ¡Tarde!

jueves, 18 de marzo de 2010

Poeta à la carte

Desmenuzarte con cuchillo y tenedor
eso es lo que me provoca,
poeta,
tu libro nuevo.

Hacerte picadillo sobre una tabla de madera
una provenzal
un pickle
y que me deleites
el paladar con tus palabras.

Explimirte
quitarte el zumo
hacerte agua
y bautizarme
aunque te pierdas en la alcantarilla.

Tal vez, así,
algo de lo que barruntas
de lo que rezas
se incorporará a mi sangre.















© funnyjunk

martes, 16 de marzo de 2010

Natación

El nadador


Anoche soñé
que nadaba con mi padre
en una pileta olímpica.

Lo veía bracear
   de remo brazos que tenía.
Lo veía patalear
   con sus paletas de fierro.

Nadaba a su lado
como si aprendiera de él
la respiración acompasada,
la salpicadura,
la fuerza.

(Crol combinado con técnica área para mantener la flotabilidad)
(Crol combinado con técnica subacuática para sostener el empuje)

Para mí, 
él era johnny weissmüller,
el buen salvaje
campeón de natación.

Anoche soñé
que luego de bracear 
43/70 largos 
junto a él
mi padre moría.
Dos piscinas en apnea,
su cuerpo pesado hundiéndose como un plomo.

Anoche
lo arrancaba     del agua
lo masajeaba        con fuerza
lo arropé con mi abrazo 
mineral y frío.

Anoche.
Salté desde el trampolín
hacia lo más hondo de mi pena.
Volví
a nadar sola.

Cuántas veces tienen que morir
nuestros héroes
para entender 
que ya no nadan
no dan más.

sábado, 13 de marzo de 2010

Escalera










Voy a construir una escala de cuerda
con el hilo blanco de tu pelo
anudado.
Algo que nos rescate
del ojo lejos del
abismo.

Algo,
una hamaca,
para llegar a tocar
la copa de los pies con los árboles
y acariciarte la cara de la noche.