Yo vi esos
videos de fetos decapitados.
A mí en la
escuela
me los
mostraron
hacían
cremas
rejuvenecedoras
con ellos
monstruos
de toda caridad.
Yo vi la
película en la que Poncharello
corría por
un puente, de la mano de una
chica, como
yo,
y alguien les
ponía un sello en la frente
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la marca de
la bestia,
porque
habían cogido, como yo,
y el señor
los había dejado abandonados
en este
páramo apocalíptico.
Yo soñé con
esa marca muchas veces
quemándome
la frente
la marca de
la mácula.
Yo sentí ese
agujero
de la culpa
supurando.
Ese miedo
quedó
clavado en mí
como los
clavos de un cristo de yeso.
Pero me los
saqué
uno a uno
con una
pinza de depilar,
con las
uñas, con los dientes,
con legrados,
con
lágrimas.
Me saqué la
podredumbre
con la luz
de esta mañana verde
que comienza.
Hermana,
tu fe es tu
miedo
tu clavo en
la conciencia
tu agujero
la marca de
la bestia patriarcal.
Sorora, te
presto mi pañuelo verde
para que te
borres
las lágrimas
y la
herrumbre
del clavo
del horror.
(C) Marisa do Brito Barrote