Festín
III
La duquesa se
sirve
del pingüino de
vino de sus ojos
las gotas
vacías de hiel
y vuelca sobre
la piel de su mesa
un continente
de sueños
sin dominios
cotidianos.
Aquí estoy
—se dice cierva
secándose el
sudor
con un trapo
polilla—
tengo absoluto
demonio
sobre mí y mis
versos.