por las galerías
Finalmente estaba
detrás de un mural
La madre que alza al niño
Llevaba en mi mano
un papel tissue todo llorado
y un manojo de florcitas de plástico
Las enganché como pude y le pedí
por mis chicos
para que me los cuide.
¿Cómo tanta humanidad cabe en un alhajero de madera?
Al día siguiente
todos mis hijos cayeron enfermos
como cae de la nube el granizo
Tuve que maltratarlos
con medicinas, vapores
y golpes en la espalda
Es verdad,
mi madre siempre me quiso
a su manera
nada
complaciente.
Madre e hijo, Pablo Picasso
4 comentarios:
qué hermoso, Mari, sencillamente me llegó al alma
Gracias Amiga! A veces vuelve...
Marisa, hermosa tu poesía.
Gracias Natalia, tengo la misma opinión sobre tus poemas.
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